Pocos Oscar serán más merecidos en esta próxima edición que el de Peter Weir. El suyo será uno honorífico, tras haber estado nominado en seis ocasiones: como director por Único testigo (1985), El club de los poetas muertos (1989), El show de Truman (1998) y Master and Commander (2004). También ha sido candidato por el guion de Matrimonio de conveniencia (1990) y como productor por Master and Commander.
Weir, australiano de nacimiento, acaba de cumplir 78 años, empezó en su país dirigiendo cortos y largometrajes que ya están considerados como obras maestras, Picnic en Hanging Rock (1975), La última ola (1977), Callipoli (1981) y El año que vivimos peligrosamente (1982), y con Único testigo conquistó Hollywwod. Lleva retirado del cine doce años, desde que estrenó Camino a la libertad, drama de aventuras con Jim Sturgess, Colin Farrell, Ed Harris y Saoirse Ronan sobre un grupo de fugitivos escapados de un Gulag siberiano durante la II Guerra Mundial y su posterior periplo hacia la libertad en la India. Una película que vieron muy pocos y a muy pocos interesó.
Weir, que ha dirigido a grandes estrellas como Mel Gibson, Sigourney Weaver, Harrison Ford, Robin Williams, Andie MacDowell, Gérard Depardieu, Jeff Briges, Jim Carrey y Russell Crowe, considera que “tener al intérprete adecuado para tu película es tener la mitad del camino hecho”.