Que Colin Farrell es un gran actor, no hay duda. Que este año podría ganar el Oscar por Almas en pena en Inisherin, tampoco. Y que no tiene filtro a la hora de largar en las alfombras rojas y en las entrevistas, está demostrado.
El actor de 46 años, que tuvo su primera gran oportunidad en el cine gracias al recordado Joel Schumacher (1939-2020) cuando le seleccionó como protagonista de Tigerland (2000), ha desvelado lo mucho que le afectó la brutal recepción que recibió Alejandro Magno (2004) y cómo le afectó: «Las críticas fueron duras. Lo digo ahora, tranquilo, relajado, pero no me disculparé por lo mucho que me afectó, emocional y psicológicamente. Iba a dejar de actuar. No podía ir a comprar cigarrillos sin sentir la necesidad de disculparme con el dependiente, en el caso de que hubiera visto la jodida película. Fue un golpe duro, pero si vas a caer, hazlo de forma espectacular, que es lo que hizo esta película: crítica, creativa y financieramente».
Además, Colin ha recordado que no se llevó bien con Oliver Stone, el director de la película. Dos hombres con mucho carácter que chocaron, aunque el director de Platoon (1986) no fue el único. «Con un par o tres de directores me hubiera liado a puñetazos… Con algunos actores también. No tuve feeling con Oliver Stone en Alejandro Magno (2004), ni con Michael Mann en Corrupción en Miami (2006). Tampoco sé todavía lo que hacía en El nuevo mundo (2005) con ese tipo, Malick…».