La primera candidata para interpretar en El exorcista (1973) a Chris MacNeil, actriz de éxito en pleno rodaje de la película Mr. Smith se va a Washington, y antes corista de Broadway, fue Audrey Hepburn, la favorita de William Friedkin y de Warner, pero la estrella puso como condición que la película se rodara en Roma, donde vivía en ese momento, algo desde cualquier punto de vista inviable.
Entonces llamaron a Anne Bancroft, ganadora de un Oscar por El milagro de Ana Sullivan (1963) y con el fenomenal éxito de El graduado (1968) todavía coleando. Pero la gran actriz estaba en su primer mes de embarazo (su hijo con Mel Brooks nacería un 22 de mayo de 1972, se llamó Max Brooks y terminaría siendo el autor de la novela Guerra mundial Z, llevada al cine en 2013).
Luego recurrieron a la candidata más obvia, Shirley MacLaine, porque los personajes de Chris MacNeil y Regan estaban basados en ella y en su hija Sacchi Parker. Blatty era un buen amigo de la actriz y la había visitado en su finca, donde tomó muchas ideas. Shirley vivía sola con la niña, rodeada de un séquito de niñeras y tutores, y compaginando su carrera, entre rodaje y rodaje, con la educación de la niña, como se ve que hace Chris MacNeil en el libro y en la película (al fin y al cabo, «Maclaine» no está tan lejos de «MacNeil»).
Pero la estrella, que acumulaba en ese momento tres nominaciones al Oscar (por Como un torrente, El apartamento e Irma la dulce), rechazó la propuesta… quizás porque un año antes había rodado una película similar, La posesión de Joel Delaney (1972), donde un joven es poseído por el espíritu de un asesino en serie. Según contó la actriz tiempo después, la historia de Blatty le resultó incómoda, aunque también aseguró estar muy halagada de que su amigo basara su heroína en ella.
Según publicó Variety, Carrie Fisher y su madre Debbie Reynolds también estuvieron entre las candidatas. Reynolds es mencionada en la película por el teniente Kinderman, que es todo un cinéfilo y bromea con la posibilidad de que la actriz interprete a Desdemona en Othello.
Otro nombre que estuvo sobre la mesa fue el de Jane Fonda, pero la actriz estaba en plena euforia revolucionaria, con la Guerra de Vietnam, sus opiniones radicales y un activismo que casi le cuesta su carrera en Hollywood. Muchos la tenían ganas y se llegó a decir que cuando le ofrecieron el papel respondió insultando a los responsables de la película («pedazo de mierda capitalista», es lo que dicen que dijo). Sin embargo, en el libro On The Exorcist: From Novel to Film, Blatty cuenta que Fonda le llamó personalmente para decirle que eso no era cierto y que había rechazado el papel porque «no creía en los cuentos de hadas”.
Y entonces apareció en escena Ellen Burstyn, la primera que hizo una campaña para conseguir el papel, llegando a llamar directamente a William Friedkin. En ese momento, la lista de candidatas incluía a Lee Remick (una buena elección, de hecho, la malograda actriz protagonizaría un par de años después La profecía, película que nació del fenomenal éxito de El exorcista), Geraldine Page, Barbra Streisand, Kay Lenz, Carol Burnett y Raquel Welch.