El Exorcista: Creyente es una secuela ambientada en el universo de una de las franquicias de terror más emblemáticas de la historia y llega de la mano de David Gordon Green.
Hablamos con el director en Los Angeles.
¿Cómo fue su primera experiencia con la película original de El Exorcista?
Tenía 14 años y estaba en una biblioteca pública. Mis padres eran muy estrictos y no les gustaba que viera películas de terror, pero yo tenía muchas ganas de ver El Exorcista tras una mala experiencia con Halloween. El recuerdo más vívido que tengo de la primera vez que vi la película fue la toma de Regan, de 12 años, interpretada por Linda Blair, recibiendo una punción lumbar y cómo se ve la sangre saliendo a chorros mientras insertan la aguja. Es sin duda el momento más horrible de esa película. En cierto modo, son secuencias como esa las que me dieron permiso para no hacer ahora una película tan contemporánea con los temas de terror que están “de moda”. Quería apoyarme en algunas de esas secuencias clínicas incómodas, dolorosas y más cerebrales para mi versión.
Probablemente lo más sorprendente de El Exorcista: Creyente es la escena que involucra a la serpiente. Después del éxito con sus otras películas de terror, ¿se ha vuelto más fácil para usted saber cuándo colocar correctamente el susto o ejecutarlo de una manera que los espectadores no esperan?
Para mí siempre es un dilema si debo optar por la sorpresa o el suspense. Esa escena con la serpiente es un ejemplo de cómo la sorpresa es la ruta más exitosa, porque no quieres saber que hay una serpiente. Quiero decir, no quieres saber cuándo está a punto de estallar una bomba, así que tienes que saber cómo vas a estructurar eso en una escena, tipo Alfred Hitchcock. Si lo haces bien, la recompensa puede ser dinamita. En el caso de la serpiente, queríamos eliminar la música y que estuviera en silencio. Escuchamos voces arriba, así que estamos concentrados en una cosa. Estamos mirando este pequeño péndulo que ve el personaje, y así distraemos tu vista. Supongo que la clave para un gran susto es la distracción: miras hacia aquí, pero luego el susto está allá.
Al final de la película surge una pregunta convincente: ¿Qué es el mal?
Tengo que darle crédito a mi coguionista Pete Sattler por eso. Recuerdo haberlo leído y haber pensado en lo profundo que puede ser. También está en la novela original que escribió William Peter Blatty. Hay algunos pasajes brillantes sobre la posesión, no solo en forma demoníaca, sino también en las pequeñas cosas que nos separan o dividen. Hay una enorme cantidad de tragedias que suceden en el mundo todos los días. Siempre hay titulares que resultan inquietantes. Pero para mí, las energías destructivas de un ser humano sobre otro son las que personalmente encuentro más malvadas.
Las actuaciones de las dos niñas poseídas mantienen unida esta película. ¿Podría hablar sobre el casting y el trabajo con ellas?
El proceso es siempre muy extenso. Las elegidas tenían que aportar ligereza, especialmente en la primera parte de la película, así como la intensidad emocional necesaria para el último tramo de la historia. Quería asegurarme de que tuvieran familias sólidas y grupos de apoyo a su alrededor para ayudarlas a ejecutar sus escenas de manera segura. También contamos con un psicólogo infantil en el set para ayudarlas a navegar emocionalmente en entornos muy difíciles. Para ser honesto, Olivia y Lidya se convirtieron en la columna vertebral de nuestra película. Fue un trabajo muy duro, pero ver las sonrisas de las niñas y escuchar sus risas después del rodaje era realmente importante
¿Y Ellen Burstyn?
Fue muy divertido. Tuve una conversación muy similar con Jamie Lee Curtis cuando intentamos convencer a una escéptica como ella de volver a unirse a la franquicia de Halloween. Le pregunté a Ellen si le gustaría saber qué había ocurrido con Chris MacNeil durante estos 50 años. Ha sido maravilloso trabajar con ella.
¿Se puede comparar la trilogía Halloween con la que tiene previsto hacer de El Exorcista?
Las películas de Halloween pertenecen al género slasher. Son un lugar para jugar y tal vez divertirse un poco. Pero películas como El exorcista necesitan más investigación, son más académicas. La narrativa que hemos esculpido y las relaciones son más dramáticas. Es un enfoque muy diferente. Estamos hablando del género de terror, pero mi principal ambición era preservar la integridad dramática de la película original. Aunque sea complicado por la cantidad de películas que se han hecho que son imitaciones de la original.
Hay una leyenda urbana que dice que El Exorcista fue un rodaje muy difícil porque estaba maldito: que muchos miembros del reparto y del equipo resultaron heridos y algunos murieron. Según se cuenta, la producción tomó el doble de tiempo y costó casi tres veces el presupuesto inicial. ¿No le preocupaba que un destino similar pudiera perjudicar o comprometer su carrera?
¡Ah, no (risas)! Me siento muy protegido por los espíritus y la atmósfera positiva que me rodea, así que no estoy preocupado por eso. Hay una escena al principio de nuestra película en la que la sacerdotisa vudú haitiana, que es una auténtica sacerdotisa, le da su bendición de protección al bebé nonato de Víctor. Pero también le pedí que arrojará algo de esa energía protectora en mi dirección, así que llevo una armadura espiritual.
María Estévez (Los Angeles)