El juego de Hollywood. La huida (1972) y El Gran Gatsby (1974)

Muchas grandes películas de la historia del cine han nacido fruto del azar. En juegos de carambola totalmente impredecibles. Por ejemplo, La huida (The Getaway) (1972) y El gran Gatsby (The Great Gatsby) (1974). Las dos están conectadas, junto con un western que nunca se rodó, como jugadores de una apasionante partida de dominó.

Todo empieza en 1972, con Peter Bogdanovich recién salido del éxito de La última película (The Last Picture Show) (1971). El director sueña con juntar a John Wayne, Henry Fonda y James Stewart (además de Ben Johnson, Cloris Leachman, Cybill Shepherd y Ellen Burstyn) en un western titulado Streets of Laredo. Un ambicioso proyecto con tres figuras míticas del género. Fonda aceptó enseguida encantado con el guion, Stewart puso pegas y Wayne directamente rechazó la oferta porque su amigo John Ford le recomendó que no aceptase.

James Stewart se negó a hacer la película sin Wayne y el proyecto entró en punto muerto. Tiempo después, Larry McMurtry, el guionista y más adelante autor del libro en que se basó La fuerza del cariño (Terms of Endearment) (1983) y del guión de Brokeback Mountain (2005) según el relato corto de Annie Proulx, decidió convertir ese western crepuscular en una novela que ganó el Premio Pulitzer titulada Lonesome Dove, adaptada en 1990 a la televisión como serie con Tommy Lee Jones (en el papel pensado para Stewart), Robert Duvall (en el de Wayne) y Robert Urich (en el de Fonda).

Pero volvamos a Bogdanovich, sin proyecto y buscando un repuesto. Éste aparece de la mano de Walter Hill, que llegó con el guion de La huida, basado en una novela de Jim Thompson. El cineasta ve en la dura historia un vehículo de lucimiento para su novia de entonces, la actriz Cybill Shepherd, y acepta la propuesta. Por ahora dejamos ahí a Peter y Cybill encantados con La huida, y pasamos a Robert Evans, por entonces el chico/productor de oro en la Paramount y en Hollywood gracias a El Padrino (The Godfather) (1972).

Evans prepara una nueva versión de El Gran Gatsby, un proyecto montado como regalo a su por entonces esposa Ali MacGraw, que sería en la película la joven protagonista femenina Daisy Buchanan. El problema es que sólo él ve a la atractiva morenaza en ese papel. Pero Evans piensa que si consigue a Jack Nicholson o Warren Beatty como Gatsby nadie pondrá pegas. Y encima, le encarga el guion a Truman Capote, otro chico de moda. En este punto los acontecimientos se precipitan en ese juego de carambolas que hablábamos antes. Capote entrega un guion horrible, entra en escena Francis Ford Coppola para reescribirlo, aunque él y Evans no se hablan desde El padrino, y entonces Coppola dice lo que todo el mundo piensa, pero no se atreve a decir: Ali MacGraw no encaja como Daisy.

El lío ahora es un gran lío: Steve McQueen suena como Gatsby, aunque tiene sobre la mesa el guión de La huida, que va a dirigir Bogdanovich. Pero ahí está el lince de Evans, que ve cómo El gran Gatsby se estanca y propone a MacGraw para La huida. Cybill y Bogdanovich salen y entra McQueen, que se queda con la película y con la chica. Ali rompe con Evans y se lanza a los brazos del malogrado actor. Las piezas, por fin, encajan: Sam Peckinpah dirigió La huida (1972) con McQueen y MacGraw, El gran Gatsby (1974) se hizo con Robert Redford y Mia Farrow y Bogdanovich rodó ¿Qué me pasa, doctor? (What’s Up, Doc?) (1972).

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