Ridley Scott y compañía nos llevan de la mano al rodaje de esta esperada secuela.
La película se rodó en Marruecos y Malta, con algunas escenas rodadas en los estudios Shepperton, a las afueras de Londres. En Marruecos había más de 80 carpas enormes dedicadas únicamente al peinado y maquillaje de los extras, y a almacenar innumerables elementos de atrezo y vestuario. En Malta, se montó la Arena del Coliseo, el palacio y manzanas enteras de la antigua Roma.
Algunas de las escenas más espectaculares de la película tienen lugar en el legendario Coliseo romano y sus alrededores, el mayor anfiteatro jamás construido en la antigüedad. Para rodarlas, la producción regresó al Fuerte Ricasoli de Malta, el edificio del siglo XVII que había servido anteriormente de escenario para el Coliseo. El equipo construyó alrededor del 60 por ciento de la estructura desde los cimientos. Todo el decorado se construyó a una altura de unos 14 metros, que se duplicó digitalmente en la posproducción.
Se contrató a más de 500 extras para que interpretaran a los romanos que abarrotaban el Coliseo, pero no esa cifra no era suficiente para llenar ni siquiera el anfiteatro reducido, por lo que se añadieron digitalmente muchos más espectadores. Ridley Scott, conocido por utilizar hasta cuatro cámaras a la vez, empleó entre ocho y doce para este rodaje, además de drones y cámaras de salpicadero adicionales. Cada escena, dice, se dirige como una pieza dramática, con acción simultánea en todo el plató.
La construcción de los decorados fue un alarde de tecnología moderna y de trabajo por parte de los más dotados operarios manuales de todo el mundo. El diseñador de producción calcula que unas 1.000 personas de varios países participaron en la producción de todo lo necesario para los elaborados decorados. Sólo el decorado de la lujosa casa de Macrino ocupaba casi 1.000 metros cuadrados, con un atrio abierto al cielo, un patio, una piscina y una enorme escalera. Contenía más de 1.000 losetas de falso mármol pintadas a mano.
Marruecos, donde se rodó la extraordinaria secuencia inicial de la película, hizo las veces de la provincia norteafricana de Numidia. La producción pudo reutilizar un decorado de los Estudios Atlas, a unos 115 kilómetros al sureste de Marrakech, creado originalmente como escenario de Jerusalén para la película de Scott El reino de los cielos (2005). Aquel escenario estaba tan bien construido que ha sobrevivido durante casi 20 años. Ha aparecido en varias películas desde entonces.
Para Ridley Scott “esta película trata del Imperio Romano, obviamente. Pero también expone el tema de que la humanidad nunca aprende la lección. Seguimos repitiendo la historia una y otra vez”.