Estos son los fans de una de las mejores películas de terror de la historia del cine

En una escena de The Tender Bar (2021), la película de George Clooney que ha estrenado en Prime Video, Wesley (Rhenzy Feliz) le habla a su compañero de cuarto en la universidad JR (Tye Sheridan) de un viaje que hizo a Venecia. Resulta que su hermano mayor le obligó a ver la película Don’t Look Now (Amenaza en la sombra) (1973) porque estaba “loco” por Julie Christie. Tras el impacto que le provocó la truculenta historia, le cuenta a su amigo que decidió visitar la ciudad italiana y que pasó mucho miedo por los canales y callejuelas, recordando esa «amenaza en la sombra». Luego charlan sobre El exorcista (1973), que también vieron ambos con escalofríos. El chico pone en el mismo lugar la película de terror de Nicolas Roeg, una obra maestra poco conocida, con la de William Friedkin, posiblemente la cinta de terror más famosa de la historia. Bien hecho.

En la biografía de Tom Cruise escrita por Andrew Morton, éste cuenta que el actor tuvo un romance con Rebecca De Mornay, su compañera en Risky Business (1983), y que, en una de sus lecciones de buen cine, ella le hizo ver Amenaza en la sombra. Es la película preferida de la protagonista de La mano que mece la cuna (1992).

También debe ser la de Martin McDonagh, porque el dramaturgo y cineasta hace su particular homenaje a la película en In Bruges (Escondidos en Brujas) (2008) y en Three Billboards Outside Ebbing Missouri (Tres anuncios en las afueras) (2017). Y de P.J. Hogan, porque hizo lo propio en Unconditional Love (Amor sin condiciones) (2002), y de Ari Aster, que ha dicho en todas las entrevistas que es su película favorita y que Hereditary (2018) le debe mucho. También nombró Johannes Roberts para hablar de The Strangers: Prey at Night (Los extraños: Cacería nocturna) (2018). El caso es que cuenta con una legión de admiradores que todavía tienen pesadillas con esa figura pequeña con abrigo rojo que corretea escondiéndose por los canales.

Además, también es la película de terror favorita de Tim Curry. Y de muchos más. Es un clásico y una de las historias más inquietantes jamás contadas en una pantalla. Basada en un relato corto de Daphne Du Maurier, la película de Nicolas Roeg es recordada por muchas cosas, sobre todo por tres: primero, por la ciudad de Venecia presentada como escenario de un cuento de terror con asesinatos en serie, sesiones de espiritismo y videntes que ven gente muerta. Luego está la inquietante figura de la pequeña con chubasquero y capucha roja que corretea y salta entre góndolas y canales. Y, para terminar, la escena de sexo entre Julie Christie y Donald Sutherland, una de las más atrevidas y explícitas en la historia del cine comercial.

Sutherland y Christie no se conocían y se vieron por primera vez en el set. Llegaban para interpretar a un matrimonio, destrozado por la muerte accidental de su hija pequeña, que viaja a Venecia para curar heridas aprovechando un trabajo de él como restaurador. La primera escena que tuvieron que rodar fue la de sexo, ya que Nicolas Roeg quería «quitársela de encima» para pasar luego al «meollo» del asunto. 

Christie estaba aterrorizada y con razón. El director de fotografía Anthony Richmond recuerda que había cinco personas en la habitación donde se rodó el famoso encuentro. Roeg, por supuesto, «sentado muy atrás en una silla», el propio Richmond cargando con una ruidosa cámara de mano y su ayudante, Simon Ransley, «que estaba tan avergonzado que miraba todo el rato hacia otro lado». El rodaje duró entre una hora y una hora y media y Richmond confirma que no hubo coito real, desmintiendo una leyenda urbana muy extendida. 

En sus memorias, «Miss Aluminium», la actriz y modelo Susanna Moore recuerda una cena en su casa a la que asistieron Warren Beatty y Nicolas Roeg. Beatty, furioso por la gráfica escena de sexo entre Sutherland y su entonces novia Christie, le pidió a Roeg que saliera un momento fuera. El actor había oído rumores de que Roeg guardaba tomas descartadas de la escena y las estaba proyectando entre sus amigos. Así que le dio un tortazo en toda la cara y a continuación lo arrastró de regreso al apartamento de Moore.

Otro que también tiene algo que decir es Peter Bart, hombre de confianza de Robert Evans en Paramount. En el imprescindible Infamous Players, libro de memorias sobre su etapa en el estudio, cuenta que visitó el rodaje de la película en Venecia. “Has elegido un buen día para venir”, le dijo Nicolas Roeg. Y es que ese día se rodaba la famosa escena. Bart le comentó a Roeg que todavía recordaba con horror cuando vio las primeras tomas de una escena de amor entre Julie Andrews y Rock Hudson en Darling Lili (1970). “Le comenté mi experiencia viendo las flácidas escenas de amor entre Julie Andrews y Rock Hudson y él, divertido, me aseguró que eso no se repetiría en esta ocasión”. 

Meses después, según cuenta Bart, Warren Beatty le visitó enfurecido en Beverly Hills para decirle que quería ver la escena. “Estoy aquí para proteger a Julie”, dijo, y luego le exigió que cortase algunos segundos. Y lo consiguió. “Una poda rápida, pero para Beatty pareció representar una victoria (…) Sentía que había triunfado sobre la perfidia del estudio y eso que él y Christie, según se decía, ya había roto su relación”.

Cuando se estrenó la película, Daphne Du Maurier (1907-1989), que había visto otros relatos suyos adaptados al cine (Alfred Hitchcock se atrevió con tres de ellos: La posada de Jamaica, Los Pájaros y Rebeca) escribió una carta a Nicolas Roeg felicitándolo por hacer algo tan sólido a partir de su historia, que no dejaba de ser un relato corto (un relato que comienza con la inquietante frase que le dice el protagonista a su mujer mientras toman algo en un bar de la isla veneciana de Torcello: “No mires ahora, pero dos mesas más allá hay dos viejas intentando hipnotizarme”.

Amenaza en la sombra es lo que se llama una película de culto, no es popular, pero tiene una legión de fans entregados. No tiene la proyección de El exorcista (1973) o La semilla del diablo (1968), su estreno no fue un evento internacional como lo pudo ser el de El resplandor (1980), ni su sombra ha sido tan alargada como la de Psicosis (1960), La matanza de Texas (1974) o Halloween (1978). Ni siquiera la tiene en cuenta Jason Zinoman en el libro Shock Value (Sesión sangrienta), un repaso a las últimas décadas de cine de terror desde que se estrenó Psicosis (1960) y todo cambió para el género. En este completo estudio, el autor sólo nombra la película para contar que Brian de Palma contrató a Pino Donaggio para componer la banda sonora de Carrie (1976) porque admiraba el trabajo que éste había hecho en la película que nos ocupa.

Hoy es un clásico y una de las películas más aterradoras de la historia. Su impactante final todavía resuena en las pesadillas de muchos espectadores.

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