Olivia de Havilland y Joan Fontaine, toda la historia de las hermanas más célebres de Hollywood… que no se podían ni ver

Olivia de Havilland (1916–2020) y Joan Fontaine (1917–2013) son las protagonistas del libro Sisters: The Story of Olivia De Haviland and Joan Fontaine, escrito por Charles Higham en 1984 y editado en España con el título de Hermanas. La historia de Olivia de Havilland y Joan Fontaine (Notorious Ediciones).

Higham recorre la vida de las hermanas de origen inglés, nacidas en Japón porque su padre se estableció allí en busca de fortuna, su posterior infancia en California, donde su madre, una snob bastante peculiar, las llevó huyendo de un marido infiel, antisemita y racista. Y enseguida la entrada en el mundo del espectáculo, sobre todo Olivia con el legendario montaje de Max Reinhardt de El sueño de una noche de verano, que le abrió las puertas del cine y en su día fue considerado “El acontecimiento teatral más importante de Los Angeles”. 

A partir de ahí, multitud de anécdotas y la eterna rivalidad. Por ejemplo, Joan Fontaine quiere, como tantas otras, el papel de Scarlett en Lo que el viento se llevó (1939), pero los productores a lo más que llegan es a ofrecerle una prueba para ser la prima Melanie, ella se ofende y entonces, George Cukor, en ese momento director del proyecto, considera que Olivia es la mejor opción para ese personaje, segundo femenino en importancia.

Cukor no se olvida de Joan y la mete en el coral y estelar reparto de Mujeres (1939). Luego es Olivia la que expresa deseos de interpretar a la segunda señora de Winter en Rebeca (1940), que terminará en manos de su hermana, convirtiéndola en estrella. Seguimos, Joan rechaza de un plumazo Murieron con las botas puestas (1941) y el papel se lo dan a Olivia. Y entonces, las dos hermanas son nominadas al Oscar, Joan por Sospecha (1941) y Olivia por Si no amaneciera (1941). Como dice el autor, “hay quien considera que aquel año el premio a la Mejor Actriz fue el más esperado de la historia de Hollywood”. Ginger Rogers, que había ganado el año anterior, fue la encargada de abrir el sobre y “como muchos otros antes que ella, rasgó el sello torpemente y se encontró mirando la tarjeta del revés”. Ella esperaba que no se lo llevase ninguna de las dos y que el Oscar fuese para Bette Davis, Barbara Stanwyck o Greer Garson. Pero ganó Joan y las rencillas entre las hermanas aumentaron.

Pero Olivia se apuntó un tanto mucho más decisivo cuando años después ganó el juicio contra la Warner, el estudio que la tenía contratada en condiciones inhumanas, una contienda que reescribió la historia del cine y dio el pistoletazo de salida al fin del sistema de estudios y a una nueva época. Todos los actores y actrices que vinieron después le deben a Olivia que marcara el terreno: la concentración de poder pasó poco a poco a manos de las estrellas y sus agentes y se puso fin a la explotación despiadada que sufrían los talentos contratados. 

Las dos hermanas siguieron dando guerra. Olivia por fin ganó el Oscar por Vida íntima de Julia Norris (1946) y luego se llevó un segundo por La heredera (1949), obra maestra de William Wyler que, sin embargo, el cineasta define como “la peor experiencia que tuve jamás con una estrella de cine. Fui con mucho ojo a partir de entonces para no volver a coincidir con ella en otro rodaje”.

Joan se casó cuatro veces y tuvo dos hijas (una de ellas adoptada de aquella manera en Perú). Olivia pasó por el altar dos veces y tuvo un niño y una niña. Ninguna de las dos fue feliz en esos matrimonios y ambas vivieron romances con grandes personalidades. La estricta y formal Olivia con John Huston, James Stewart y el inevitable Howard Hughes y la cosmopolita y sofisticada Joan con el fotógrafo George “Slim” Aarons, el príncipe Aly Khan y el escritor y guionista Peter Viertel, que la dejó desolada cuando rompió con ella para casarse con Deborah Kerr.

Las anécdotas que aparecen en el libro son muchas y muy curiosas: Como la extraña relación que siempre tuvieron Olivia y su galán cinematográfico más asiduo, Errol Flynn; Uno de los primeros agentes de Joan Fontaine fue Zeppo Marx, de los hermanos Marx; Olivia entró en el reparto de la función teatral El sueño de una noche de verano como sustituta de Gloria Stuart, que tuvo que renunciar por compromisos con el cine (la película Maybe It’s Love. 1935) y la actriz aterrizó en Lo que el viento se llevó (1939) gracias a James Stewart, ya que Warner no quería cederla a David O. Selznick y sólo permitió que Olivia viajase a Atlanta cuando la intercambió por Stewart, contratado por Selznick, porque Warner le quería para protagonizar No Time for Comedy (1940); Joan nunca estuvo tan guapa como en Idilio en septiembre (1950); Las dos hermanas pudieron trabajar juntas cuando a alguien se le ocurrió que serían una buena opción para interpretar a las hermanas de Un tranvía llamado deseo (1951), una idea rechazada al instante, claro; En Closed Set, episodio de la serie Startime (1959–1961), Joan interpretó a una estrella de cine dura como el acero, modelo Joan Crawford. Alguien dijo: “era como ella misma, pero en la vida real” y Henry King, director de Suave es la noche (1962), confesó que Joan era igual que su personaje en esa adaptación de la novela de F. Scott Fitzgerald, es decir, «una diva extrovertida, supercosmopolita, ultrasofisticada, divertida y frágil… con ella te lo pasabas genial”.

Joan recibió amenazas del Ku Klux Kan por su participación en la película Una isla al sol (1957) y sus tórridas escenas con Harry Belafonte. Como Cameron Diaz y Kate Winslet en la comedia The Holiday (Vacaciones) (2006), Joan Fontaine y Vivien Leigh intercambiaron sus apartamentos. Vivien en casa de Joan en Nueva York y Joan en Londres en casa de Vivien. Acabaron fatal, peleadas por culpa de unos gatos.

En Aeropuerto 77 (1977) Olivia no puso ninguna pega a que la zambulleran en el agua, como habían hecho antes con Shelley Winters en La aventura del Poseidón (1972) y Ava Gardner en Terremoto (1974). Y es que Olivia, al final de su carrera, entró de cabeza en el cine de catástrofes con Aeropuerto 77 (1977) y  El enjambre (1978), en cuyo rodaje le picó, como es natural, una avispa -alguien comentó con mala idea “seguro que la ha mandado su hermana”-. En The Users (Parásitos) (1978), Joan estaba muy divertida como anfitriona de fiestas de la alta sociedad, pero al final de su carrera se instaló en el teatro, donde triunfó con El León en invierno. Estaba formidable como Leonor de Aquitania, como dijo un crítico, con “una intensidad y una agresividad pasmosa”. 

Un libro muy recomendable de un autor, Charles Higham (1931-2012), escritor y poeta inglés que ha publicado biografías de Katharine Hepburn, Bette Davis, Lucille Ball, Errol Flynn, Audrey Hepburn, Charles Laughton, Marlene Dietrich, Howard Hughes y el irresistible Murder in Hollywood: Solving a Silent Screen Mystery, sobre el misterioso asesinato del director William Desmond Taylor en 1922.

Hermanas te espera en la librería de Madrid Ocho y Medio (C. Martín de los Heros 11. 28008).

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