Por qué hay que verla
Es de New Hampshire y uno de los directores más originales, seguidos y arriesgados del cine actual, un auténtico referente del cine de terror y fantasía gracias a tres únicos largometrajes: La bruja (2015), El Faro (2019) y El hombre del Norte (2022).
El cuarto es nada menos que una nueva versión del mito de Nosferatu, que sigue a las realizadas por Murnau en 1922 y por Herzog en 1979. En realidad, Nosferatu nació porque Murnau y sus productores decidieron hacer una película sobre Drácula pero sin contar con la novela de Bram Stoker para no pagar derechos de autor. La película estaba basada libremente en el libro, pero los nombres de los personajes se cambiaron (el Conde Drácula pasó a ser el Conde Orlok) en un intento de evitar acciones legales (que fracasaron, porque la combativa viuda del escritor les demandó).
El nuevo Nosferatu escrito y dirigido por Eggers cuenta con Bill Skarsgard totalmente caracterizado como el Conde Orlok. El joven actor sueco, hijo de Stellan y hermano de Alexander, ya sufrió una transformación radical para interpretar al payaso Pennywise en las dos entregas de It (2017-2019). Su reto es enorme, porque es muy posible que se le compare con Max Schreck (1879-1936), Klaus Kinski (1926-1991) y Willem Dafoe (1955), los tres actores que han interpretado antes al personaje.
Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, es Ellen Hutter, el equivalente al personaje que interpretó otra francesa, Isabelle Adjani, en la versión de Herzog. Completan el reparto, Nicholas Hoult, Aaron Taylor-Johnson, Willem Dafoe y Emma Corrin (la princesa Diana en The Crown).
En un principio, Harry Styles y la actriz fetiche de Eggers, Anya Taylor-Joy, fueron elegidos originalmente para los papeles principales. Styles abandonó debido a conflictos de agenda y el proyecto se retrasó, lo que provocó que Taylor-Joy también abandonara más tarde, ya que estaba filmando Furiosa (2024) en ese momento. Lily-Rose Depp asumió el papel.
La versión de Eggers estará ambientada en el siglo XIX en Alemania y parte de la misma base que el Drácula de Stoker: Thomas Hutter (Hoult) viaja al castillo del Conde Orlok porque este quiere comprar una casa, pero antes de que se cierre el acuerdo, el extraño Conde ve una foto de la esposa de Hutter, Ellen, y se apodera de él una mortal atracción.
Nicholas Hoult, que acaba de estar con Drácula (Nicolas Cage) en Renfield, ha declarado que “no estaba buscando volver al mundo de los vampiros, pero el estilo de Eggers y su tono son completamente opuestos a Renfield. Me encanta su trabajo y estoy emocionado por entrar en su mundo. Creo que esta película va a ser muy especial, así que estoy deseando que la gente la vea».
Precisamente, Nicolas Cage es el productor de Shadow of the Vampire (La sombra del vampiro) (2000), película de ficción basada en el rodaje del Nosferatu de Murnau que desarrolla una leyenda que se ha extendido con el tiempo y que evidentemente es falsa: que el actor que interpretó al Conde Orlok, el alemán Max Schreck, era un vampiro de verdad. En la película lo interpreta Willem Dafoe, que en el Nosferatu de Eggers es el Profesor Albin Eberhart Von Franz.
Lo que cuenta Shadow of the Vampire (La sombra del vampiro) es pura ficción, o eso parece, pero lo que sí fue real fue el final de Murnau, digno de la crónica más negra de Hollywood: se mató en coche cuando viajaba junto a su amante, un filipino de 14 años que se había traído de los Mares del Sur (donde había rodado su último film, Tabú). Muchos quisieron relacionar la trágica muerte del cineasta con una maldición de los brujos indígenas con los que se había relacionado. Lo cierto es que el director perdió el control del coche por razones mucho más terrenales relacionadas con su fogoso amante. Triste adiós para un genio que llevó hasta las últimas consecuencias esas palabras que recita Malkovich en la película: “El cine es nuestra arma (…). Nuestra música permanecerá y, al final, sobrecogerá porque tendrá un contexto tan cierto como la muerte”.